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Mi
primer autorretrato. Estaba yo haciendo la mili en Zaragoza y como no tenía
óleos ni pinceles dibujaba con lápiz sobre papel de folio. Teníamos mucho
tiempo libre sin hacer nada más que estar en la compañía, que era un gran salón
en el que no se hacía más que esperar a … nada. Algunos compañeros me pedían
que les hiciera retratos y me dediqué una temporada a hacer caricaturas.
Algunas me salían bien. Sobre todo las de los más feos.
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¡Hala!
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Un brigada que se enteró de que yo pintaba me pidió que le hiciera un
cuadro. Se lo hice, se lo llevé a su casa y su mujer me enseñó el lugar donde
lo iba a colocar, que era nada más entrar, en el pasillo. Vivía en un piso muy
pequeño de un barrio casi marginal. Allí me di cuenta de que tampoco los
militares tenían grandes sueldos.
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¿Y la foto de ese cuadro?
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Lamentablemente yo no tenía máquina fotográfica y le perdí toda la pista.
Eran otros tiempos.
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