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Este paisaje ¿también es
metafísico?
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Menos que el de ayer.
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Sí que veo que es acuarela.
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Y los campos están
cultivados.
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El sol aparece entre la
niebla.
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¿De dónde es?
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Me lo inventé.
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Bueno, un poco de ambiente
sí que has conseguido.
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Esto es una
acuarela que la llamé “paisaje metafísico”.
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¿Qué es
metafísico?
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Dice la Wikipedia que es
abstracto y difícil de comprender.
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Aunque tiene otros
significados más profundos, quedémonos con ese.
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Ya entiendo. Es un cuadro
casi abstracto que no hay por dónde cogerlo.
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Un cielo negro y un sol amarillo.
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En el frente, unos campos
vacíos.
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Delante de las montañas, a
la izquierda, lo que parece una ciudad. Y a la derecha un árbol.
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Pues sí. Difícil de
comprender, pero cada uno puede ver lo que quiera.
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Me suena este paisaje.
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Es la finca de un amigo.
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Se ve la casa y unas escaleras.
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¿Os cuento cómo lo hice?
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Sí, a ver si es interesante.
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Estábamos pasando una tarde de
verano un grupo de amigos en esa finca. La mayoría eran aficionados a la
fotografía.
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Y tú a la pintura.
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Todos con sus
cámaras fueron a pasear por los alrededores para hacer fotos curiosas. Yo me
quedé y en una caja de cartón plegada hice este cuadro.
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¡¡Ohh!!
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Cuando volvieron
ya estaba acabado. Algunos se admiraban de ver el cuadro mientras habían hecho
unas fotos.
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Manzanas que flotan.
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En el centro una piña.
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Es una habitación del pueblo: el
solano.
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En verano, con tanto calor, tienes
alucinaciones.
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Puede ser. El caso es que estaba
pintando la ventana, la puerta…
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Y ¡¡zas!!
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Pensé: ¿por qué no puede haber
manzanas, o tomates (¿quién sabe?), volando por el ambiente?
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Parece surrealista.
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Es lo que puede hacer la pintura,
reflejar situaciones que, por imposibles, no se dan en la realidad.
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Como los dinosaurios que pinta
Jorge.
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Unos novios, una mamá con un niño y
un papá con otro niño.
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Es una familia, comenta Candela.
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¿Por qué lo haces todo azul?
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El azul es un color relajante,
amable. No es estridente. Refleja paz, armonía, amor.
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Claro, eso es lo que es la familia,
asegura Jorge.
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Yo no lo he visto nunca este
cuadro.
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Lo pinté hace muchos años. Vosotros
no habíais nacido. Fue el regalo de bodas que hice a unos amigos. No tenía foto
y me la enviaron hace poco.
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¡Qué guay!
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Parece que me gustan los tonos
azules…
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Es una persona de
color negro.
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Me recuerda a un
cuadro que tiene tía Clara.
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Efectivamente, es
un estudio para el cuadro “Malangatana”.
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Lo hiciste para
una exposición en Mozambique, que, al final no se realizó.
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Fue muy
interesante conocer la cultura de aquel país, estudiar su
folclore, sus modas y costumbres.
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Mucho colorido.
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Las mujeres allí suelen vestir más
o menos así. Hay muchos artistas y muy buenos. Como han sufrido muchas guerras,
los artistas han hecho esculturas con las armas de los soldados.
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Es un retrato.
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Parece mamá.
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Y está con el
pañuelo de lagarterana.
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¿Está pintado en
una madera?
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Seguro que era
joven.
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Ahora también lo
es.
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Pero yo digo más
joven, susurra Jorge.
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Es óleo ¿verdad?,
pregunta Candela.
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Sí, es óleo sobre
una tablilla que tenía por casa y es vuestra madre cuando todavía vivía en
nuestra casa.
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¡¡Bien!! ¡¡Hemos
acertado!!
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A ver ¿quién es
Georges Rouault?
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Un pintor francés.
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¿Qué más?
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Vivió en la
primera mitad del siglo pasado.
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De joven trabajó
en una empresa de vidrieras.
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¡Ah! Sí. Pintaba
Cristos.
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Se hizo amigo de
Matisse y del grupo de los fauves.
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Dicen que tuvo
también influencias de Van Gogh.
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La faz de Jesús
fue uno de los temas que desarrolló durante toda su vida.
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Los expresionistas
alemanes se interesaron mucho por su obra.
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En el siglo pasado
los pintores más importantes eran franceses.
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Sí, si no hubiera
sido por Picasso.
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¿Sabéis una cosa?
Al final de su vida quemó más de trescientos cuadros, porque creía que no
estaban bien. Hoy hubieran valido millones de euros.
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Pues este cuadro
lo dibujé imitándole.
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Pero esto ¿qué es?
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Ya os dije que son
pinturas de juventud, que fundamentalmente, lo que ha quedado es una técnica de
utilización de cera de velas. Como la acuarela no funde con la cera, sólo se
llenan los huecos vacíos.
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Pero un hombre con
las manos atadas, desnudo…
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Lo más interesante
es el sol, que ya lo has pintado en muchos cuadros.
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Eso le da un poco
de alegría ¿verdad?
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Prometo que ya no
haré más con estos temas. Como decía uno, lo siento, no volverá a ocurrir.
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Es la misma
técnica que el de ayer ¿no?
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Sí.
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Me gusta más.
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Son pruebas que yo
hacía para investigar los resultados que se podían hacer.
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El color carne
queda muy bien.
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Este cuadro me
parece un poco feo.
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Es una pintura de
juventud. Lo curioso es la técnica.
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Cuéntanos.
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Está hecho con
acuarelas.
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Sobre cartulina
canson.
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Veo que ya te lo
sabes. Pero, una vez seca la pintura se rocía con cera de una vela.
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¿Sí?
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Se cubre todo el
dibujo, dejando algunas partes que se quieran resaltar.
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¿Para qué?
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Con tinta china
negra se pinta todo el dibujo y antes de que se seque, se limpia con un trapo.
Así quedan los perfiles negros y esas texturas en los colores planos. Puede que
no os guste, pero con paciencia se hacen cosas muy bonitas.
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Este es uno de tus
autorretratos que más me gusta, comenta Lorena.
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¿Por qué hay tanto
espacio vacío en la parte de arriba?, pregunta Alberto.
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Cuando hago alguna
exposición se suele utilizar la foto de un cuadro en los carteles. Para poner
el texto y las fechas pensé que estaría bien ahí arriba.
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Aquí eras más
joven, dice Candela.
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Seguro que lo hizo
con una foto de hace muchos años, asegura Jorge.
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¿Qué creéis?
Vosotros también os haréis mayores.
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Tampoco estás tan
viejo, opina Lorena.
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Lo que más mola es
que todos los colores son rojos.
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La hora de la
siesta.
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Pues yo conozco
esa manta.
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Y el sofá de
mimbre que había en el pueblo.
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¿Quién es?
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¿No la reconoceis?
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Creo que es tía
Clara.
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Una tarde de
primavera estaba durmiendo la siesta tan tranquila. Me pareció una escena
simpática, cogí los pinceles y directamente comencé a pintar.
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¿No se enteró?
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Cuando se despertó
ya estaba acabando, así que le dije que no se moviera. Yo creo que me lo
agradeció porque estaba profundamente dormida.
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¿Dónde está el
cuadro?
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En una de mis
exposiciones lo vendí. Lo tenía en buena estima porque creo que me salió
bastante bien en el estilo que a mí me gusta.
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Hoy están también
con nosotros Alberto y Lorena. Somos cinco.
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Esto es la entrada
a la casa del pueblo, dice Alberto.
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Lo llaman la
casapuerta, subraya Candela.
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Me gusta sobretodo
el efecto de las sombras de la parra, interviene Lorena.
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En la parte de
atrás, la luz del patio sugiere espacio, anchuras. Se nota el sol del verano.
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El coche del fondo
da profundidad al cuadro, amplitud.
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Y la puerta
entreabierta de la otra cochera insinúa más espacio todavía.
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A Jorge le da
igual. Lo que le gustan son las construcciones.
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Es un retrato de
encargo.
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Parece una señora
de hace mucho tiempo.
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Se llama Antonia Mª de Oviedo
y Schönthal, nacida en Lausana y fallecíó en Ciempozuelos (Madrid) a finales
del siglo XIX.
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Hace muuucho.
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Fue la fundadora de la Congregación de las
Hermanas Oblatas del
Santísimo Redentor.
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¿Lo pintaste de una foto?
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Hay pocas imágenes
de ella, pero me dejaron una foto y prácticamente la calqué.
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Se ve muy mal.
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Es una foto
borrosa.
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Se trata de un
bodegón. Aunque se ve mal, es un cuadrito pequeño y decorativo.
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¿Dónde está?
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Lo tiene el tío
Jesús.
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Pues le haces otra
foto mejor.
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Lo intentaré. Por
lo menos que se vean las pinceladas.
