jueves, 30 de abril de 2020

Nº 41

- Este cuadro es de Van Gogh.
- Y ¿por qué lo tienes tú?
- Es una copia que hice para enseñar  a mis alumnos. No está acabado porque lo hice sobre la marcha, en una clase, con el fin de que vieran cómo se plantea el encajado, cómo se mezclan los colores, qué se pinta primero y qué después. Digamos que es un ejercicio de clase de pintura. ¿Sabes que Van Gogh solamente pintó durante diez años de su vida?
- Pues sí que se hizo famoso pronto.
- En realidad no fue hasta muchos años después de su muerte cuando empezaron a valorarse sus cuadros. Hoy día es de los más cotizados en el mercado del arte.


miércoles, 29 de abril de 2020

Nº 40

- En la mayoría de las casas del pueblo hay una habitación que la llaman solano. Y el nombre está bien porque indica que está orientada hacia el sol. Allí se ponían, y todavía se ponen hoy día, a coser y a hacer las tareas de los bordados. Es una actividad que requiere mucha luz por el detalle que se necesita para dar las puntadas en el lugar exacto de la tela. Prácticamente uno de los lados de esta habitación es una gran cristalera. En este caso hay una terraza delante en la que se ve una maceta. Ella está sentada en una silla bajita para estar cómoda a la hora de bordar.
- Y ¿estuvo mucho tiempo así hasta que acabaste de pintarla?
- Normalmente se hace una foto que te sirve de ayuda para plantear el cuadro. Puedes quitar y poner a tu antojo, según el gusto o la idea que quieras expresar.

martes, 28 de abril de 2020

Nº 39

- ¿Te acuerdas que te dije que sin ropas se transmite mejor el mensaje? Pues éste es otro ejemplo de aquella etapa de mis pinturas en la que hacía así las cosas.
- Parece un herido al que le sale sangre de la cabeza.
- Sí.
- Y los otros dos le están ayudando. Observa que llevan puesto un casco en la cabeza. Este corresponde a un concurso del Ministerio de Trabajo al que me presenté con dos cuadros. El otro lo borré para pintar encima. El tema era “Seguridad e higiene en el trabajo”. Yo intenté pintar unos trabajadores en una obra, resaltando que sin protección (el casco) no hay seguridad.
- Vale.

lunes, 27 de abril de 2020

Nº 38

- ¿Quiénes son?, pregunta Jorge.
- No son nadie conocidos. Simplemente es un boceto para estudiar la figura humana.
- Y ¿qué hay que estudiar?
- Cuando uno está aprendiendo a dibujar o a pintar hace ejercicios sobre un paisaje, la perspectiva, animales, personas, etc. A eso se llama hacer estudios sobre el tema que sea.
- ¡Ah!
- Cuando tú y yo nos ponemos, en mi mesa, a pintar con acuarelas, estamos aprendiendo a mezclar los colores, a dibujar los objetos o lo que nos apetezca. Pues eso.
- Ya.

domingo, 26 de abril de 2020

Nº 37

 - ¡Cómo mola! dice Candela. ¡Qué colores tan bonitos! Lo del fondo  es la sierra ¿no? Yo veo una ventana y desde ella se ve una casa y la torre.
- Es el patio interior de la casa de unos amigos. Un buen día decidí hacer algo que no tuviera nada que ver con la realidad. Me dejé llevar por la total libertad de creación. Me daba igual que se pareciera a lo que tenía delante de mí o que no. Quería mezclar colores y líneas sin ningún control, ni carga que me impidiera dar rienda suelta a mi imaginación. Y salió esto. Reconozco que cuando acabé de pintarlo me quedé un poco perplejo y lo guardé durante varios años. Con el paso del tiempo me he ido acostumbrando a él y no me desagrada.
- Pues a mí me mola un pegote. El cielo es mi color preferido.


sábado, 25 de abril de 2020

Nº 36

- Esto lo conozco yo.
- Y yo.
- Está en Lagartera.
- Es el claustro que está en el patio lateral de la iglesia.
- ¿Te llevaste el caballete?
- No. Este lo hice de una fotografía. He hecho varias versiones de este claustro. Os voy a contar una anécdota. Cuando Sorolla vino a pintar a Lagartera para el mural de la Hispanic Society de Nueva York, estuvo en este sitio. Hay una fotografía del año 1912 en la que se ve a Sorolla pintando en este mismo lugar. Los modelos ataviados con los trajes típicos se ponían delante de su caballete, detrás de esas columnas. Sorolla sí que llevaba caballete. En el museo Sorolla de Madrid hay un cuadro en el que se reconoce algún antepasado de aquí. 

Nº 35

- ¿Conocéis este paisaje?
- No.
- Es de Madrigal de la Vera.
- ¿Dónde vamos a bañarnos en verano?
- Ahora está muy cambiado, pero eran unos corrales que había a la entrada de la garganta.
- Pues yo no lo conocí. Ya no hay establos.
- Ahí han puesto un restaurante y un camping. Todo cambia para el turismo. Pero, bueno, todavía conserva el aspecto de la sierra de Gredos que puede considerarse un auténtico paraíso para las plantas y animales.

viernes, 24 de abril de 2020

Nº 34

 - ¿A que éste te gusta?
- Sí.
- Pues resulta que muchos de los cuadros que yo he pintado del natural tienen esa frescura de la pincelada suelta, rápida, inacabada… Y todo el mundo me decía que cuándo iba a terminarlos. Este cuadro quise acabarlo más, en la línea de Antonio López, ese pintor hiperrealista de Tomelloso.
- Y te quedó muy bien.
- Sí, pero es cuestión de tiempo, de dedicarle unas horas más. A mi modo de ver no hay creatividad, no hay alma, es pura representación de la realidad. La pintura debe ser imaginación, conversación con el espectador para que éste ponga también algo de su cosecha. En fin…
- Vale.

jueves, 23 de abril de 2020

Nº 33

- Este no me gusta, dice Candela.
- ¿Por qué?
- Porque parece que está sin acabar. Sólo se ven pinceladas raras en todos los sentidos. Sí que reconozco la calle. En la pared del fondo pintasteis un mural con varias personas del pueblo.
- Efectivamente. Sin embargo a mí me gusta que con pocos rasgos y aparentemente deshilvanados se aprecie la calle que es. Y los detalles se dejan a la imaginación del espectador.
- Tú sabrás…

miércoles, 22 de abril de 2020

Nº 31-32


- Con dos agujas largas y un ovillo de lana se va tejiendo, línea a línea, un jersey o un vestido. Aquí se ve que es invierno, en la esquina de un sofá, con las faldas de la mesa camilla encima de las piernas, mientras esperaba el nacimiento de tu madre.
- ¿Sí? ¿No se compraban los jerséis en la tienda?
- Eran tiempos de escasez y había que intentar gastar lo menos posible. El sofá también lo habíamos hecho nosotros.
- ¡Qué bonito!
- Además está pintado con gouache, que es una pintura más barata que el óleo. Parecida a la que utilizamos tú y yo cuando por las tardes pintamos nuestros dibujos. ¿Te gusta?
- ¡Bueeeno!

martes, 21 de abril de 2020

Nº 30

 
- Tú sabes que yo soy de Novallas. Nací allí y pronto salí del pueblo para estudiar y trabajar. Eran años en los que en los pueblos no había facilidades para hacer estudios superiores y teníamos que emigrar a ciudades más grandes.
- Pero ese cuadro es Lagartera.
- Efectivamente. Yo conocí a “lala” que también había salido de su pueblo para estudiar. Y su pueblo se llamaba Lagartera. No había oído nunca hablar de él. Hasta que conocí cuadros de Sorolla que estuvo aquí y pintó “Tipos lagarteranos”.
- ¿Dónde se pueden ver los cuadros de Sorolla?
- En Madrid, en el museo de su nombre. Pero volvamos a este cuadro. En vacaciones yo cogía mi caballete y me iba a pintar por las calles. He contado en total unos cincuenta paisajes de Lagartera. Este es uno de los cuadros que conseguí vender. Como lo he publicado en internet un bar ha hecho una reproducción para decorar su local. No me desagrada porque una vez pasado el tiempo los cuadros son de dominio público, para que todos los puedan admirar.

Nºs. 26, 27, 28 y 29





Nº 25



- Este era yo con veintipocos años.
- ¡Qué pelo! Dice Jorge.
- Era la moda de entonces. Había un movimiento al que  se denominaba “hippies”. Hablaban de paz, de amor… Y llevaban el pelo largo y barba. Como ahora, que os lo cortáis casi al cero y os ponéis una cresta. Son costumbres que van cambiando con los años y todos, o algunos, nos adaptamos a esos cambios.
- A mí me gusta cortado. Es más cómodo.
- Pues sí.

Nº 24

- Este cuadro se titula “1968”.
- Y ¿qué significa 1968?
- Es un año del siglo veinte, el siglo pasado. Yo estaba estudiando. Y llegaban noticias de protestas que se llevaron a cabo en Francia iniciadas por grupos estudiantiles contrarios a la sociedad de consumo, a los que posteriormente se unieron grupos de obreros industriales. Como resultado, tuvo lugar la mayor revuelta estudiantil y la mayor huelga general de la historia de Francia, y posiblemente de Europa occidental, secundada por más de nueve millones de trabajadores. Influido por esas ideas quise representar la opresión de las clases más desfavorecidas por los poderes del capital. Yo creo que, todavía hoy, hay gran diferencia entre los ricos que tienen mucho, y les sobra, y los trabajadores que andan contando sus dinerillos para llegar a fin de mes.
- Y otra vez los pintas desnudos, pregunta Candela.
- Pienso que los vestidos, los ropajes, representan la cultura de una época, mientras que desnudos, se transmite la esencia del mensaje, que es de todos los tiempos.
- Mmm… (Candela ha puesto cara de circunstancias).

lunes, 20 de abril de 2020

Nº 23

- Este cuadro tiene fecha de 1976. Pero yo creo que lo hice alrededor de 1970. Y lo llamé “La guitarra verde”. El título es un eufemismo.
En mis primeras pinturas me gustaba investigar imitando a Picasso. Aquí hay collage, acuarela y no me acuerdo qué más.
- Por estas fechas pinté un gran cuadro para una residencia de estudiantes de Sevilla. Medía 250 x 175 cms. Estaba más o menos en este estilo. Recuerdo que en el taller donde lo pinté tenía una reproducción de “El Guernica”. Pero ya sabes que el cuadro de Picasso está realizado en tonos grises. Yo le puse mucho color pues era para que lo viera gente joven, Pero ¿sabes qué pasó? Que cerraron la residencia y el edificio lo vendieron para hacer pisos, con lo cual el cuadro desapareció. Pasados los años alguien me dijo que se había vendido a una discoteca de Sevilla, pero no pudieron aclararme cuál. Entonces yo no tenía cámara fotográfica, así que he perdido toda la pista. Y el recuerdo que tengo es que era bastante agradable. Ya ves las cosas que pasan cuando uno es joven y no se preocupa de guardar constancia de las obras que hace.

Nº 22

- Este me gusta.
- ¿Por qué?
- Porque tiene mucho color. Y parece que lo ha hecho Candela.
- Pues te voy a contar. Yo trabajaba en Madrid en una empresa que vendía máquinas de coser que se llamaba ALFA. Y resulta que Pablo vino también a trabajar en la misma empresa. Pero él estaba en una tienda en Cuenca. Quería decorar las paredes y yo le pinté un cuadro grande, de casi dos metros de ancho. Este es el boceto.

- ¿Por qué las pintas sin camiseta?
- Realmente no lo sé, pero quedaba bonito. Al cabo de los años Pablo volvió a Novallas y la tienda la regentó otra persona. He observado que, en este tiempo, algún propietario puritano lo ha censurado pintando una especie de camisetas para tapar los pechos de las figuras. ¡Qué desastre!

¿Habrá algo más inocente para que alguien pretenda enmendar la plana al autor? ¿Qué te parece?

- Que está mejor como el boceto.

domingo, 19 de abril de 2020

Nº 21


-        Candela y Jorge, os voy a comentar este cuadro. La abuela Dorotea vivía en Fontellas. Allí nació mi madre, vuestra bisabuela. Yo lo considero mi segundo pueblo.
Cada cierto tiempo íbamos a verla. Cogíamos el autobús, “la tudelana”, en la parada que estaba al lado del cuartel. Llegábamos a Tudela y allí tomábamos otro autobús hasta Fontellas.
Andando desde la carretera veíamos la casa de la abuela entre las primeras del pueblo.
Teníamos muchos primos y primas con los que jugábamos. La abuela Dorotea iba siempre encorvada, fruto de alguna lesión que tenía en la columna vertebral. En la parte de atrás de la casa estaba el corral y había una nave que llamaban “el pajar”. Seguramente porque se habría utilizado para almacenar paja para los animales del corral. Había gallinas, patos, conejos y hasta una vaca. Un día que hacía mucho viento nos quedamos en “el pajar”, y para no aburrirme pinté lo que veía:
A la derecha la puerta que da al corral, con la cortina ondeando por el viento, igual que la de la ventana. En la pared colgaba un cedazo y delante un lavabo-tocador con una maceta. En el macetero un gramófono. Creo que lo habían utilizado en los bailes de los domingos. Seguido un banco, y al fondo, somieres, colchones y objetos sin identificar. En el medio, una silla solitaria. Y en el rincón del fondo se ven algunas telarañas.
Así pasábamos los días que íbamos a ver a la abuela. Y éramos felices.

Nº 20

-        ¡Qué vieja!, dice Jorge.
-        Es la abuela Jerónima, tu tatarabuela. ¿Recuerdas la que me dio un vaso de agua con vinagre cuando tiré a Pablo al río?
-        Sí.
-        Pues ésa. Dicen que yo era su nieto preferido. Y me llamaba Carlicos. En agradecimiento yo quise hacerle un retrato. Ella me decía:
-        ¡Quita, quita! No tengo otro quehacer que quedarme quieta mirándote.
Y yo:
-        Abuela, que si te mueves no puedo pintarte.
Y así, entre conversaciones y quehaceres conseguí hacerle este cuadrito. No está muy elaborado, pero a mí me gusta por la espontaneidad que tiene y porque me trae recuerdos de cuando vivía con nosotros. Era muy cariñosa y, si no la veía mi madre, me daba una galleta o una onza de chocolate. Yo creo que me parezco algo a ella. Tú ¿qué crees?

Nº 19

-        ¿Por qué pintas los tejados?, me dice Candela.
-        Mira, yo había venido de vacaciones a Novallas en el mes de agosto. Y mi padre, tu bisabuelo, había hablado con un concejal de Tarazona, que él conocía, para facilitarme una exposición en la Sala de Arte “Cardenal Gomá”, que estaba en la plaza. Como no tenía suficientes cuadros para exponer, todos los días cogía mi caballete y un lienzo y me paseaba por todas las calles para ver si me gustaba pintar lo que veía. Andando por el barrio “El Cinto”, por unas calles muy estrechas, vi estas torres de una iglesia, que se llama La Merced, y me pareció curiosa la vista desde arriba y las huertas al fondo. Mientras pintaba acertó a pasar por allí un cura de Novallas, amigo mío, que se llama Don Cirilo. Me dijo:
-        Hombre, ¡qué bonito! Pintas bien. Pero ésta es una aficción muy cara.
Bueno, pensé yo. Algún día podré vender un cuadro y recuperar lo que ahora me estoy gastando.
Lo cierto es que, a finales de agosto, tenía 30 cuadros, entre los que ya tenía pintados y los que hice durante ese mes.

Le exposición se hizo en el mes de octubre y fue mucha gente a verla. Era mi segunda exposición. La primera la había hecho en Novallas un año antes.

sábado, 18 de abril de 2020

Nº 18

-        En mis paseos por el barrio El Cinto de Tarazona hice esta composición. Al fondo se veía una torre, seguramente de la iglesia de san Miguel. En primer plano las ruinas de una portalada de algún corral.
-        Está hecho con trazos muy amplios y seguros, dice Candela.
-        Como ya te dije eran de los que hacía sobre la marcha con mi caballete.


Nº 17

-        ¿Esto qué es?, pregunta Jorge.
-        Pues el río de Novallas. ¿No lo ves?, responde Candela.
Efectivamente, quiero explicarles yo. Nosotros lo llamábamos el río de la Parra. En realidad es una acequia construida por los árabes para facilitar el riego de los huertos que rodean el pueblo y se llama Calchetes, pero nadie lo conoce por ese nombre. Decíamos La Parra  porque el tramo más visible es el que pasa por este barrio.
-        Y ¿por qué lo has pintado?
-        Porque yo vivía, de pequeño ahí y me trae muchos recuerdos. Os voy a contar una historia que además es real. Veis en el cuadro que hay casas a un lado del río. Enfrente están los huertos. Al fondo, había un molino que con el movimiento del agua generaba energía para mover algún artilugio mecánico que se utilizaba para la molienda de cereales. A los niños se nos prohibía acercarnos al molino para evitar caernos en el pozo de agua. El mecanismo hacía un ruido ensordecedor.
Enfrente de este paisaje, justamente donde estamos viéndolo, había un puente, por debajo del cual desaparecía el río y su caudal circulaba por debajo de las casas hasta la salida del pueblo ya lejos de nuestro barrio. Cuando jugábamos a la pelota y se nos caía al río, había que ir hasta “la tumbadera” para recuperarla.
Cierto día estábamos tumbados en el puente con las manos colgando porque queríamos recoger una pelota. Yo miré a derecha e izquierda y vi a Pablo que asomaba medio cuerpo hacia el río. De pronto le cogí las piernas y le empujé hacia el agua. Todos comenzaron a gritar.
-        ¡Qué se ahoga un niño! ¡Que se ahoga un niño!
Inmediatamente aparecieron muchas mujeres, todas vecinas de La Parra, gritando. Como la acequia no era muy profunda se metieron en el agua y rápidamente sacaron a Pablo del río, que lo justo se había mojado un poco. Corriendo, en brazos, le subieron a casa, le acostaron en una cama. Con toallas le secaron bien, lo abrigaron y yo qué sé lo que le hicieron. Yo miraba por entre las faldas de las mujeres para ver si podía enterarme de algo. De pronto me cogió la abuela y me llevó a la cocina.
-        Ay mi chiquillo. ¡Vaya susto te habrás llevado! ¡Pobrecico! Toma, te voy a hacer un brebaje de agua de vinagre que estarás contraminado. Bébelo y verás cómo se te pasa el desasosiego.
Yo me tomé aquella pócima, que estaba malísima, pero no dije nada. No vaya a ser que me echaran las culpas.
No sé qué pasó después, pero nadie se metió conmigo.

viernes, 17 de abril de 2020

Nº 16

-       Subí a la parte alta de Tarazona. Se llama el barrio del Cinto.
-       ¿Qué se veía?
-       Pues en primer término hay una casa de agricultores con un silo de panizo en el sombraje delantero.
-       Al fondo se ve el Palacio episcopal.
-       Y detrás del árbol se aprecia el chapitel de la torre de la Magdalena.
-       Y eso ¿qué es?
-       En arquitectura se llama chapitel a la parte superior de una torre o campanario.
-       Es como un tejadillo.
-       Hoy día lo han reformado y tiene aspecto de cúpula mudéjar, de cuatro aguas. Yo creo que lo han hecho más acorde con la arquitectura de la torre.

Nº 15

-       Otra calle de Tarazona.
-       Para preparar la exposición de 1974, en la Sala Cardenal Gomá, me pasé todo el mes de agosto recorriendo las calles de Tarazona con el caballete a hombros.
-       Y esta calle ¿dónde está?
-       Al lado de la piscina municipal. Era un paisaje feo. Pero se veía la torre de la Magdalena al fondo.
-       Si era feo ¿por qué lo pintaste?
-       Algo me gustó y, como os digo siempre, hay que intentar otras imágenes, a ver qué sale.
-       Pues no está mal.
-       Eso creo yo.