domingo, 19 de abril de 2020

Nº 19

-        ¿Por qué pintas los tejados?, me dice Candela.
-        Mira, yo había venido de vacaciones a Novallas en el mes de agosto. Y mi padre, tu bisabuelo, había hablado con un concejal de Tarazona, que él conocía, para facilitarme una exposición en la Sala de Arte “Cardenal Gomá”, que estaba en la plaza. Como no tenía suficientes cuadros para exponer, todos los días cogía mi caballete y un lienzo y me paseaba por todas las calles para ver si me gustaba pintar lo que veía. Andando por el barrio “El Cinto”, por unas calles muy estrechas, vi estas torres de una iglesia, que se llama La Merced, y me pareció curiosa la vista desde arriba y las huertas al fondo. Mientras pintaba acertó a pasar por allí un cura de Novallas, amigo mío, que se llama Don Cirilo. Me dijo:
-        Hombre, ¡qué bonito! Pintas bien. Pero ésta es una aficción muy cara.
Bueno, pensé yo. Algún día podré vender un cuadro y recuperar lo que ahora me estoy gastando.
Lo cierto es que, a finales de agosto, tenía 30 cuadros, entre los que ya tenía pintados y los que hice durante ese mes.

Le exposición se hizo en el mes de octubre y fue mucha gente a verla. Era mi segunda exposición. La primera la había hecho en Novallas un año antes.

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