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¡¡Alberto!! ¡Qué
enfadado está!
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¿Qué le pasaba?
dice Jorge.
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Como ya sabeis, yo suelo pintar
fijándome en una fotografía. Ésta no la hice expresamente para pintarle. Entre
unas cuantas que tenía me gustó.
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¿Y no podías haber buscado otra que
no estuviera enfadado?
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Precisamente lo que me hacía gracia
es el gesto de los ojos y la boca. Y la posición de los brazos. Como diciendo
¡déjame en paz!
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Pues a él no le gusta, dice
Candela.
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Ya lo sé. Pero ¡qué vamos a hacer!
Ya le pintaré otro.
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