-
¡Margaritas y amapolas!
-
¿Dónde te fijaste para pintar esto?
-
Era en primavera. En el patio de
casa crecían espontáneamente esas hierbas. Yo me fijaba todos los días y
observaba cómo iban creciendo.
-
Pero no son hierbas.
-
Al principio, sí. Luego comenzaron
a crecer margaritas pequeñas. Poco a poco se iban haciendo grandes y admitían
como compañeras a unas tímidas amapolas.
-
¿Y te gustó?
-
De tanto fijarme les cogí cariño y
en lugar de arrancarlas para limpiar el patio decidí pintarlas para que esa
visión, ese recuerdo permaneciera siempre.
-
Pues qué bien.
-
Es un cuadro pequeñito, pero
decorativo ¿no?
-
Sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario