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¡Los tíos en su
jardín!
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Yo quería hacerles
un retrato, pero el tío no quería saber nada de esas historias.
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¿Por qué?
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Pues porque eso
son zarandajas, dice.
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Y ¿qué pasó?
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Un día que estaba
más asequible, cogí dos sillas, las puse en el patio y cuando ya estaba todo
preparado les dije que se sentaran y les hice una foto. Y ya con esa foto
empecé a trabajar el retrato.
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Pues están bien.
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Me alegro que te guste. El tío Pablo
dice que le he pintado las manos un poco gordas.
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¡Bah!
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