-
Jorge, ese eres tú.
-
Pues no me parezco.
-
Os he contado alguna vez la anécdota de Picasso.
-
¿La del parecido?
-
Acababa de hacer un retrato a una marchante de arte
muy famosa.
-
De Estados Unidos.
-
Gertrude Stein. Cuando lo vió le dijo: no me
parezco. Y Picasso, ni corto ni perezoso, le contestó: Pues ya te parecerás.
-
Es que me has hecho cubista. Los brazos parecen de
robot.
-
El colorido me gusta, dice Candela.
-
Pues ya está.
No hay comentarios:
Publicar un comentario